
En la actualidad, el desarrollo sostenible son temas de gran coyuntura a nivel mundial. Esto debido a su relevancia en ámbitos que nos competen a todos, ámbitos como el social, el ambiental, el económico y el político. Es por esto que es menester racionalizar y propiciar el buen uso de los recursos pensando en las necesidades de las generaciones actuales y futuras.
La región andina es una zona estratégica por su riqueza y diversificación poblacional, económica, geográfica, cultural, social y ambiental. Considerando este carácter estratégico y los riesgos de un mal manejo de los recursos, es indispensable que los habitantes, especialmente los jóvenes, de los países andinos se apropien del desarrollo sostenible para hacerle frente al deterioro ambiental, al cambio climático y a sus impactos negativos sobre nuestras sociedades.
Entendiendo el principio de desarrollo sostenible como el criterio “enfocado a lograr el progreso socioeconómico y calidad de vida de los ciudadanos, mediante la cobertura de las necesidades presentes, evitando el agotamiento irracional de los recursos y procurando no mermar de manera inconsciente las oportunidades de las generaciones futuras. Implica la sustentabilidad de las actividades extractivas e industriales en armonía con el entorno natural y sus componentes” (Parlamento Andino, 2015).
Es por esto que los centros urbanos se orientan cada vez más hacia el desarrollo sostenible, ejemplo de ello son las denominadas ciudades sostenibles. Las ciudades sostenibles reducen considerablemente el impacto negativo sobre el medio ambiente a la vez que les ofrecen una muy alta calidad de vida a sus habitantes. Sus gobiernos locales cuentan con la capacidad fiscal y administrativa para mantener su crecimiento económico y la participación ciudadana como una constante.
Asimismo, es importante destacar que el cambio climático ocasionado por la actividad humana genera impactos negativos, amenazas y riesgos para el bienestar de la población, las actividades económicas y los ecosistemas terrestres y marinos en todo el mundo. Estos impactos presentan una cualidad asimétrica fundamental: los países que reciben los mayores costos y consecuencias negativas más relevantes del cambio climático son quienes menos han contribuido históricamente a las emisiones de gases de efecto invernadero, como es el caso de los países de la región andina.
El modelo de desarrollo actual ha privilegiado la producción de energías con fuentes fósiles no renovables y una industria con alta intensidad en las emisiones de carbono. De continuar con este modelo de desarrollo el mundo se encaminaría en una espiral de incremento de las emisiones y daños a nivel ambiental, que repercutirán negativamente en la calidad de vida de las personas y de los ecosistemas. Por ejemplo, la variabilidad climática actual es una de las mayores fuentes de pobreza e inseguridad dentro de las poblaciones vulnerables en las ciudades y a nivel rural.
Teniendo en cuenta que los efectos negativos del cambio climático, en especial el aumento de la temperatura y del nivel medio del mar, son devastadores para las comunidades vulnerables, que no cuentan con la infraestructura física adecuada ni con la capacidad de adaptabilidad frente a emergencias. Las sociedades de la región andina, así como de América Latina y el Caribe, deben adquirir conocimientos sobre temas como los que se presentan en este curso para poder darle respuestas adecuadas a problemáticas ambientales que nos competen a todos.
La comunidad andina debe orientar su desarrollo hacia la sostenibilidad y la reducción del impacto negativo sobre el medio ambiente. Por lo tanto, es ideal que las acciones estratégicas emprendidas por instituciones y organismos internacionales estén enfocadas en la construcción de una sociedad sostenible.
Por lo anteriormente mencionado, el Parlamento Andino considera relevante ofrecer este curso acerca del desarrollo sostenible y del cambio climático para que con la guía de este los jóvenes se apoderen de la transformación que necesitan nuestras sociedades.